Actualmente la mayoría tenemos facebook, twitter, instagram, pero ¿conocemos lo que hay detrás, lo que sucede en nuestra mente?
Las redes sociales se han vuelto parte de nuestra vida diaria, le damos múltiples usos conscientes e inconscientes, lo cual nos lleva a mejorar nuestra vida y contacto con el mundo externo, pero en otros casos podemos caer en patologías y poner en riesgo nuestra salud mental. Hay que estar consciente del uso que le damos, las ventajas y los riesgos.
Los usos principales son de: Integración social, evasión o escape, obtención de conocimientos y demostración afectiva.
La integración social y personal se refiere a sentirnos parte de algo, es decir: encajar, u pertenecer. Por ejemplo, el mensaje que transmites al estar presente en redes sociales es: Tengo amigos, no estoy sólo, pertenezco a un grupo, soy parte de algo, etcétera.
Otro uso es la evasión o escape, es demostrar al grupo del que te sientes parte, que tienes una vida social activa.
Un uso muy frecuente es el de demostrar conocimientos para crear un factor de diferenciación con tu competencia. Al ser red social, nos valemos de las mismas reglas sociales de una comunidad. Deseas sobresalir y ser competente para atraer mayores personas a tu vida afectiva.
Sin duda alguna, las afectivas-estéticas son uno de los usos más populares y frecuentes, ya que la utilización de imágenes nos permiten enviar un mensaje, “Véanme, soy atractivo, valgo la pena, estoy acompañado, estoy disponible, etcétera”. Muchas personas, para elevar su autoestima frente problemas emocionales, utilizan las redes para enviar mensajes que en persona no se animarían. Por ejemplo: escribir un estatus con la intención de que alguien lo vea, y le “quede el saco”. Todos utilizamos en algún momento esta función, decirle a alguien algo indirectamente. La expresión de sentimientos es común, y debido a la robotización de nuestra sociedad, muchos jóvenes están optando por esta nueva forma de expresión humana.
El problema de estas redes es que todo exceso es malo, se corre el riesgo de adicción. Pueden interferir en nuestra salud y en nuestra vida diaria. A veces es común ver amigos, o a nosotros mismos conectados hasta las 5 A.M., hemos desarrollado una necesidad de estar constantemente conectados.
Debemos aprender a desconectarnos de estas redes, ya que están saliendo nuevos problemas psicológicos y patologías, como la nomofobia que es miedo a la pérdida del celular, batería agotada o falta de señal. La depresión está aumentando debido al uso de internet, ya que se comparan con otros “amigos” que tienen “muchos amigos”, y comienzan a envidiar las vidas de otros y sus publicaciones.
En Estados Unidos ya hay un hospital que ofrece tratamiento médicos a pacientes que abusan de la tecnología. La cibercóndria está en aumento, se le atribuye a que las personas se convencen de tener algún síntoma después de haberlo leído en la internet. Así como el efecto Google, donde el cerebro está perdiendo su capacidad de concentración y retención como consecuencia a que muchas respuestas se encuentran a tan sólo un click de distancia.
En fin, muchos son los usos que les damos a los medios digitales, y también son muchos los efectos que tienen en nuestra mente, para no sufrir las consecuencias negativas y adicciones, debemos estar conscientes de lo que sucede, el uso que le damos y la función para lo que están hechos. Nada con exceso, todo con medida.